Con nueve personas identificadas, sobre siete de las cuales pesan “difusiones rojas” de Interpol, los investigadores tienen expectativas sobre lo que puede permitir el análisis de material de Inteligencia en manos de un grupo especializado de 20 personas sobre el atentado a la AMIA. Se trata de documentación que proviene de la ex Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
“Se siguen investigando las distintas líneas. Sabemos que hay oscuridades. Buscamos identificar a otras personas que hayan participado en el atentado y llevarlos a juicio”, sostuvo en diálogo con PERFIL el fiscal Sebastián Basso. “Hay 20 profesionales que se encargan del tratamiento de los archivos. Se busca algún dato que nos permita avanzar. 25 años después, el trabajo es de hormiga, vamos más bien por las sutilezas”, agregó.
A 25 años del ataque, recordá el Atentado de la AMIA en 25 fotos
Basso se hizo cargo de la dependencia en febrero de 2019. Creada en 2004, tras el escándalo del primer juicio por el atentado, que demostró el encubrimiento que había habido sobre el caso, su primer titular fue el fiscal Alberto Nisman. Fallecido en enero de 2015, cuatro días después de haber denunciado a Cristina Fernández de Kirchner, por el presunto encubrimiento del atentado a través del Pacto con Irán, Nisman fue sucedido por un grupo de fiscales. Dos de ellos, Sabrina Namer y Roberto Salum, fueron quienes en 2016 establecieron la verdadera identidad de Salman Salman, quien se supone coordinó el grupo que ejecutó el ataque. Hasta entonces y desde 2009, había sido buscado como Salman El Reda, en base a documentación apócrifa con la que ingresó al país. La sospecha de los investigadores es que Salman Salman está en el Líbano y recién tras su identificación pudo librarse la orden de captura internacional correcta.
La justicia tiene la certeza de que el ataque fue perpetrado por el brazo armado del Hezbollah y que para ello se utilizó un coche bomba. Que fue una caminoneta Renault Tráfic cargada con entre 300 y 400 kilos de explosivo, conseguidos en suelo argentino o al rededores. Por lo que allí aparecen nuevas personas vinculadas al ataque, que aún no fueron identificadas.
Basso también explicó que por mecánica general de este tipo de atentados, los atacantes habrían estado organizados en tres grupos: logística, operativo y limpieza. Por lo que allí aparecen más personas a identificar.
“Hay un grupo terroristas que vino a hacer el atentado, muchos de los cuales no están todavía identificados”, detalló. “Se supone que fueron 3 grupos: logística, operativo y limpieza, por mecánica general. El explosivo se consiguió en Argentina. La base es nitrato de Amonio. Eso claramente se consiguió acá o en un lugar cercano y alguien lo trajo hasta Buenos Aires. La camioneta alguien la acondicionó”.
Parte del análisis pasa ahora por “documentación que proviene de la SIDE que está siendo analizada por expertos”, agregó. A esos documentos se llegó a través de la desclasificaciones ordenadas por los últimos presidentes: Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri.
Lo que hay son todos los papeles de trabajo que tenía la Secretaria de Inteligencia. Se está viendo si de esos papeles surge alguna evidencia que permita sustentar distintas hipótesis, destacó Basso.
Allí, una de las principal incógnitas a develar es por qué ese material no fue puestos en tiempo y forma a disposición de la UFI, que es la única encargada de la investigación del atentado.
La Inteligencia local tiene un rol muy oscuro en los hechos vinculados al atentado. Precisamente el jefe de la SIDE al momento de la explosión, Hugo Anzorreguy, fue condenado en febrero de este año a cuatro años y seis meses de prisión por el delito de peculado y encubrimiento del atentado por favorecimiento personal.